viernes, 5 de julio de 2013

Los Brujos



Desde sus inicios, a comienzos de 1988 en Turdera, este grupo fue moldeando un particular perfil estético y musical. «Nos encasillan dentro de la lista de grupos alternativos, pero ¿alternativos a que? En realidad, aunque no nos molesta que nos califiquen así, preferimos que se diga que somos un grupo que no dejamos un minuto de cambiar», aclaraba el guitarrista X Mental. La confirmación de esta afirmación se encuentra en la diversidad musical que poseen Los Brujos, con ritmos como el hip-hop, trash, funk, rap y heavy metal a lo largo de sus producciones discográficas. "Una propuesta de música beat psicodélica con mezcla de frenético hardcore", dicen. El estilo particular queda acentuado por la estética del vestuario y de los shows.

"Fin de semana salvaje" (1992) fue el debut, que tuvo en "Kanishka" al hit difusión. Contó con la producción de Daniel Melero y "está lleno de ingenuidad y frescura adolescente, no fue grabado con conciencia de disco, sin nada pensado y preparado. Los temas son casi todos de primera toma: sin buscar ni virtuosismo, ni perfeccion, y lo que reina cuando uno lo escucha es la espontaneidad..." Ese año tocaron como teloneros de Iggy Pop, en el estadio de Obras, ante 30.000 personas.

"San Cipriano" (1993) es el segundo trabajo discográfico, también producido por Melero. El hit fue "La bomba musical" y llegó a vender más de 20.000 copias. Fueron invitados a presentar el material en el show de Nirvana, en Velez. Iniciaron luego la Gira Canibal, que visitó 15 provincias y 30 ciudades del país.

En junio de 1995 se presentaron en el ciclo "Rock por una Universidad democrática", organizada por la F.U.B.A. en la Ciudad Universitaria contra la ley de educación superior. En el encuentro gratuito también participaron Juana La Loca y Los Cafres. Luego siguió el show con The Beastie Boys (en Obras) y el "Nuevo Rock Argentino" organizado por Rock & Pop, junto a Babasónicos, Peligrosos Gorriones y Massacre.

El tercer disco ("Guerra de nervios", 1995) se grabó con más de 400 horas de producción. Participaron algunos músicos invitados, como Gustavo Cerati, el propio Melero y Aitor (de Juana la Loca). «Nuestro tercer disco se llama así porque en los shows de los brujos hay mucha energia que nace desde los cuerpos de cada integrante, y en el disco se transmite ese espíritu ademas un nervio es un receptor de estímulos y la música estimula varios al mismo tiempo, produciendose de esta manera una guerra de nervios» (Mala Yi).

Robo Yi describe las distintas etapas: «Nuestros discos son como distintas películas del mismo director, que pueden distinguirse de acuerdo a la etapa que nos tocó vivir. El primer disco fue una película que remitía a historias y personajes mitológicos o ficticios. "San Cipriano" es una especie de film de terror y "Guerra de nervios" es más bien un largometraje de ciencia ficción. El próximo álbum será un western» (Télam, 13/11/95).

Los Brujos fueron la primera banda argentina en introducirse a Internet con una página personal. «Cuando nos consultaron sobre si queríamos ingresar a Internet, ni lo dudamos: es una forma más de que el grupo pueda ser conocido en las diferentes zonas de América Latina y el mundo», declaró X Mental.

«No se si somos precursores, pero sí los primeros que incurrimos en ese estilo de imagen visual, en cuanto a escenografia, vestuarios, etc. A traves de este tiempo llegamos a definir nuestro propio estilo, si le llamas precursor al que primero lo hizo, en ese sentido si somos precursores». (Metal Lee-Chi).

A comienzos de 1998 anunciaron oficialmente la separación de la banda.

Los Prisioneros



Los Prisioneros fue una banda de pop-rock y rock en español chilena considerada como una de las bandas más influyentes e importantes de su país. Además es referida frecuentemente por diversos medios a nivel mundial y por la sociedad en general como una de las agrupaciones de rock más importantes e influyentes de Latinoamérica. Formada en la comuna de San Miguel, en la ciudad de Santiago de Chile en 1979, estuvo integrada inicialmente por Jorge González (líder, voz, bajo y compositor), Claudio Narea (guitarra eléctrica y coros) y Miguel Tapia (batería y coros).

Desarrollaron un simple sonido punk con matices de reggae y new wave, y posteriomente con el electro pop y synth pop. Se caracterizaron por sus letras cargadas de profundo contenido social durante la década de 1980 en pleno régimen militar de Augusto Pinochet, convirtiéndose, sin quererlo, en la voz de miles jóvenes que estaban en contra de dicha dictadura a través de sus canciones como protesta, por lo que Los Prisioneros fueron censurados en los principales medios de comunicación hasta el fin del régimen y el regreso de la democracia. Claudio Narea abandonó la agrupación a principios de 1990; en su reemplazo, se integraron Cecilia Aguayo (teclados y coros) y Robert Rodríguez (bajo, guitarra y coros) hasta finales de 1991, cuando el grupo se disolvió luego de vivir su año más exitoso, debido a su disco Corazones.

En su primera fase publicaron cuatro álbumes, tres de ellos incluidos dentro de los 50 mejores discos chilenos según Rolling Stone: La voz de los '80 (n.º 3), Corazones (n.º 9) y Pateando Piedras (n.º 15). En tanto, la canción «Tren al sur» fue elegida por los lectores de la revista digital Satélite Natural como la séptima mejor canción del rock latino de todos los tiempos, y su videoclip fue nominado como «Mejor video latino» de la cadena norteamericana de MTV.7Además «We are sudamerican rockers» fue el primer video emitido para la filial de MTV Latinoamérica en 1993.

Los Prisioneros (con su formación original) se volvieron a reunir en 2001, dieron dos éxitosos conciertos en el Estadio Nacional, realizaron giras por Latinoamérica, Norteamérica y España, y posteriormente editaron un nuevo álbum titulado homónimamente en 2003. Sin embargo, dos meses después de la salida del disco, Narea volvió a dejar la banda, y González y Tapia continuaron con Sergio Coti Badilla y Gonzalo Yáñez, con los que editaron el disco Manzana en 2004. Posteriormente, la banda se disolvió en 2006.

Formación y primeros años


Jorge González, Claudio Narea y Miguel Tapia se conocieron en marzo de 1979 en el Liceo 6 de San Miguel (actual Liceo Andrés Bello), Santiago de Chile. Tenían entre 13 y 14 años cuando entraron a primero medio en donde fueron compañeros de sala. Jorge inició una amistad con Claudio el primer día de clases al descubrir que a ambos les gustaba el grupo Kiss.8 Más tarde, en 1980 ellos junto con los hermanos Beltrán: Álvaro y Rodrigo (vecinos de Claudio), crearon Los Pseudopillos, un cuarteto vocal que hacía canciones humorísticas (escritas principalmente por Jorge y Claudio), empleando únicamente objetos caseros como percusión. El nombre surgió en clase de biología, de la palabra pseudópodo (del griego pseudos [falso] y podo [pie], es decir, el nombre del grupo significaba «falsos pillos»). En el ámbito del estudio, González y Narea con cuatro compañeros de clase formaron el grupo intelectual los Papa-Fuentes. De los seis integrantes, cinco fueron los puntajes más altos del curso en la Prueba de Aptitud Académica (Jorge y Claudio fueron el primero y tercero con mejor puntaje, respectivamente).

Por otra parte, Jorge se juntaba con Miguel, en sí, tenían planificado un proyecto musical más en serio y querían ser famosos como The Beatles. Un día le mostraron a Claudio una grabación que ellos supuestamente hicieron con canciones precisamente del cuarteto de Liverpool en las primeras épocas; Miguel tocaba el bajo como Paul McCartney y Jorge la guitarra y en las armonías vocales como John Lennon, y el resto de la banda eran un hermano y un amigo de Miguel (pero en realidad habían puesto sus voces encima de las de Los Fab Four en sus discos en full stereo). A Narea le gustó y viendo que Miguel se refería a los Beatles como Los Escarabajos, los bautizó como Los Vinchukas (haciendo referencia a un pequeño insecto del norte de Chile mencionado nuevamente en clase de biología). Posteriormente, invitaron a Claudio a unirse a la banda y poco después se unió Álvaro Beltrán, a quien le habían obsequiado una guitarra eléctrica con amplificador, además la banda consiguió una batería obsequiada por la hermana de Miguel a su hermano.

El cuarteto hizo su debut en vivo el 14 de mayo de 1982 en su colegio, y tuvo un éxito discreto. Dos meses después se volvieron a presentar en el Liceo 1 de niñas de la misma comuna de San Miguel pero a fines de ese año el grupo se disolvió por diferencias entre los integrantes; Jorge y Miguel querían comprar un pedal de bombo, pero Claudio y Álvaro no estaban de acuerdo, entonces, el hermano del último, Rodrigo, se metió en la discusión, —quién estaba peleado con González por una chica que les gustaba a ambos llamada Évelyn (a quien Jorge le dedicó una canción en el primer disco)— por lo que tanto Los Vinchukas como Los Pseudopillos dejaron de existir a pocos días de egresar de cuarto medio. González y Tapia siguieron tocando juntos, Narea estuvo alrededor de tres meses sin hablarles mientras trabajaba en el lavado de autos en el estudio de Chile Films —donde se grababan las telenovelas de Televisión Nacional de Chile y el Festival de la una— para juntar dinero para la universidad.

Un día Rodrigo fue a ver a Claudio a su trabajo y lo convenció para que regresara a la banda, sin embargo, Álvaro no se iba a reincorporar para que su hermano no interviniera más en la banda. Conformado el ahora trío, decidieron optar por un nuevo nombre que esta vez fuera más en serio, «Los Criminales», pero Miguel sugirió «Los Prisioneros» y a sus dos compañeros les gustó, haciendo su debut como Los Prisioneros el 1 de julio de 1983 en el Festival de la Canción del Colegio Miguel León Prado.

    «Salimos terceros de tres e incluso nos querían cobrar la entrada para poder ver el resto del espectáculo. En todo caso cuando llegamos a ensayar nos creíamos la muerte, porque éramos de verdad, con canciones desconocidas pero propias. El resto sólo hacia versiones de tipos famosos. Recuerdo que actuamos abriendo espectáculo.»
                                                                                                          Jorge González

En 1983 Claudio comenzó a estudiar Ingeniería en la Universidad de Chile, y Jorge a estudiar Licenciatura en música en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile. Allí conoció a Igor Rodríguez (futuro miembro de Aparato Raro), Robert Rodríguez (futuro miembro Banda 69) y a Carlos Fonseca. Con este último hicieron amistad de forma rápida, y poco después le planteó ser el mánager de Los Prisioneros

Luego de abandonar sus estudios, Narea y González decidieron continuar con la banda. Carlos Fonseca presentaba un programa en Radio Beethoven, y tenía pensado hacer un especial para fin de año con artistas nacionales nuevos. Jorge llevó una canción grabada en una radio-casete de su casa y la presentación en vivo de la banda en su colegio.

Asombrado por las grabaciones que recibe, Carlos Fonseca convence a su padre -Mario Fonseca- de la proyección y futuro de la banda, y decide finalmente invertir en el proyecto. Posteriormente González presenta a Carlos Fonseca a Narea y Tapia. Cuando Carlos vio que Claudio no era virtuoso en la guitarra, habló con Jorge y Miguel para reemplazarlo. Sin embargo, González y Tapia se negaron a sustituir a Narea, ya que estos formaban Los Prisioneros. Carlos se convirtió en el mánager del grupo y grabó las primeras maquetas, que más tarde presentó en su programa radial, Fusión contemporánea, a fines de 1983. Además escribió un artículo sobre la banda en la revista Mundo Dinners Club.

La voz de los '80

El 13 de diciembre de 1984 lanzaron su primer casete La voz de los '80 bajo el sello Fusión, propiedad de la familia de Fonseca, producido por el propio González.22 El disco se grabó inicialmente y en su mayor parte en el estudio de Francisco Straub, pero se terminó y mezcló en el Estudio A de Caco Lyon, en este último donde se grabaron los dos discos siguientes. «Ese fue un casete que grabamos sin tener ninguna experiencia, tanto nosotros como los técnicos.» —señaló Miguel Tapia— «Nadie entendía bien la idea de sonido que envolvía el pop y por eso pienso que muchas canciones que están ahí podrían haber rendido más; pero para ser un verdadero experimento, pensamos que estuvo bien, aunque ahora lo veamos todo desde otra perspectiva».

Se editaron mil copias, que únicamente se podían encontrar en la disquería Fusión, donde Jorge trabajó un tiempo como vendedor, y lo más probable es que atendió a quienes compraron el casete de La voz de los '80. El álbum se agotó en apenas seis de meses de salir a la venta. En esa época, las radios, la prensa y la televisión acogían principalmente a artistas argentinos, por lo que el disco tuvo muy poca difusión en los medios, pasando apenas y escasamente por la radio Galaxia, Sábado Gigante, Canal 11 y la Sexta Teletón, siendo en este último evento donde la banda sufrió su primera censura mientras interpretaban el primer sencillo del álbum, «La voz de los '80»; Televisión Nacional de Chile (Canal 7), en ese entonces controlado por el gobierno militar, se salió de la señal y emitió publicidad. Según Narea, habían considerado que podían ser algo peligrosos para la estabilidad del gobierno de Augusto Pinochet.

En agosto de 1985 el grupo firmó por el sello EMI y en octubre de ese año el álbum se reeditó en todo Chile, vendiendo alrededor de 100 a 105 mil copias, ubicándose entre los álbumes más populares y vendidos de Chile, «Sexo» fue la canción que tuvo mejor acogida en las radios, según la revista Vea, que tenía las listas musicales del país en la época. EMI se encargó de editar el resto de los álbumes de la banda hasta el 2001.

La revista musical Rolling Stone Chile posicionó a La Voz de los '80 en el tercer lugar dentro de los 50 mejores discos chilenos según Rolling Stone, sólo superado por Alturas de Machu Picchu de Los Jaivas, y Las últimas composiciones de Violeta Parra. Asimismo se le considera el álbum juvenil más destacado dentro del género, pues los integrantes de la banda no superaban los veinte años de edad, al momento de su grabación.

La consolidación (1986-1989)
Pateando Piedras

El 15 de septiembre de 1986, lanzaron su segunda producción titulada Pateando Piedras, el grupo pasó del sonido simple de guitarra, bajo y batería, de su disco predecesor, a un sonido más tecno, mucho más elaborado utilizando teclados, sintetizadores, secuenciadores, samplers y baterías programadas. Narea indicó: «Siete de los temas no tienen bajo sino bajo teclado. Todas las baterías son programadas y tres de los temas no tienen guitarra.» Este cambio abrupto en el grupo no le gustó a Claudio y solo se limitó a grabar las guitarras, durante el resto se salía para ver a su futura esposa, Claudia Carvajal, mientras que Jorge y Miguel seguían en la grabación. De este trabajo se destacaron los temas «Muevan las industrias» (sobre la cesantía), «¿Por qué no se van?» (dedicado a los artistas snob) y «El Baile de los que sobran» (sobre la desigualdad en la educación), este última, es considerada una de las canciones más emblemáticas de la música popular chilena de los años ochenta, y que tuvo resonancia en gran parte de Latinoamérica.

El álbum vendió cinco mil copias en los primeros diez días de su distribución —un récord jamás alcanzado por un grupo musical juvenil de Chile— y dos meses y dos días de su lanzamiento, lograron un segundo disco de platino con veinte mil copias vendidas, algo que no se había logrado con ningún artista desde la Nueva Ola. En noviembre de 1986 hacen el lanzamiento oficial del disco en dos presentaciones en el Estadio Chile con la asistencia de más de 11 mil personas. El grupo rompió otro récord al llenar dos veces consecutivas el Estadio Chile. En ese momento de éxito fueron invitados junto con la banda chilena Valija Diplomática, para actuar al Festival Internacional de Montevideo Rock, Uruguay, donde compartieron escenario con Soda Stereo, Fito Paéz, GIT y Sumo, entre otros. Editaron sus dos álbumes en ese país pero pasaron desapercibidos por lo que no regresaron.

En marzo de 1987 se presentaron en el Festival Chateau Rock de Córdoba y posteriormente en el Estadio Obras de Buenos Aires, Argentina. La banda apenas tuvo una pequeña acogida entre el público argentino y los periodistas del país trasandino sólo les preguntaban por Pinochet. Diferente fue el escenario en Perú, donde tres de sus canciones estuvieron dentro de los diez primeros lugares, «El baile de los que sobran» ocupó el primer lugar por más de seis semanas. Un éxito similar tuvieron en Ecuador.

La cultura de la basura

En octubre de 1987 empezaron a grabar el tercer disco La cultura de la basura. En este trabajo contó por primera vez desde La voz de los '80 con los otros integrantes en la parte creativa. Jorge les prometió que iban a componer entre los tres, pero finalmente él lo hizo por su lado, mientras que Narea y Tapia se pusieron a trabajar codo a codo. De esta dupla salieron cuatro canciones: «Somos solo ruido», «Algo tan moderno», «El vals» y «Lo estamos pasando muy bien», todas ellas fueron incluidas. Jorge compuso diecisiete canciones, por lo que varias se tuvieron que descartar, entre ellas estaba «Lo estamos pasando muy mal» que trataba sobre un agente de la CNI que iba narrando en primera persona la misión que tenía de asesinar a un izquierdista.

Además, Claudio incursionó por primera vez como cantante en «Lo estamos pasando muy bien» y «El vals», en la última canción mientras la grababa, Lyon le insistía que tenía que afinar más pero no podía, el ingeniero recuerda la grabación como un «parto».

Durante las sesiones la banda tuvo sus primeros desencuentros, Claudio y Miguel querían imponerse más en el estudio, Caco Lyon no soportó la apatía de Jorge, por lo que decidió retirarse y dejó en su cargo a su ayudante Antonio Gildemeister, quien apenas era un novato en ingeniería de sonido, por lo que el sonido del disco quedó sucio.

También tuvieron problemas para la elección del primer sencillo del álbum, Jorge quería que fuera «Que no destrocen tu vida» pero Carlos, que decidía que canción era la mejor para la radio, le parecía que era más apropiada «Maldito sudaca».

El álbum salió el 3 de diciembre del mismo año. Vendió 10 mil copias en su venta anticipada, pero no llegó a superar el éxito de Pateando piedras, logrando solo vender 70 mil copias, siendo considerado por la crítica como el primer fracaso artístico y comercial de la banda, a pesar que González dijo que el álbum fue certificado con doble disco de platino. Para él no fue ningún fracaso ni artístico ni comercial pero si el punto bajo de Los Prisioneros mientras que Carlos culpó a Claudio y a Miguel de que Jorge se relajó cuando ellos se pusieron a componer. A Fonseca le encantaba «Lo estamos pasando muy bien» pero las otras, eran como mostrar la hilacha, señaló. Por lo que esta canción fue la única de ellos que se incluyó en la La cultura de la basura: Edición latinoamericana al año siguiente. De Jorge se sacaron «Otro día» y «Poder elegir» y volvieron a grabar algunos temas, destacándose «Lo estamos pasando muy bien», donde el último lo interpretó en lugar de Claudio. Además se agregó una nueva canción, que abre el álbum, «We are sudamerican rockers», por lo que de 14 canciones se redujeron a 10. Este álbum no se llegó a editar en Chile.

Plebiscito de 1988 y gira latinoamericana

En 28 de marzo de 1988 Los Prisioneros convocaron una conferencia de prensa para explicar la gira promocional de La cultura de la basura: 40 fechas de Arica a Punta Arenas, y que más tarde traería consigo Sudamérica y México. Cuando llegó el final Cristián Rodríguez, ex dependiente de la disquería Fusión, invitado por Miguel Tapia, hizo la última pregunta sobre plebiscito para octubre de ese año. Y González respondió de inmediato y sin pensarlo: «En el plebiscito votaremos que No». Lo que trajo como consecuencia que de las 40 fechas programadas solo pudieran hacer Después de realizado el plebiscito volvieron a Argentina para participar en la conmemoración de los 40 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en el concierto de Amnistía Internacional, organización que había pretendido presentarse en Chile, pero el gobierno de Pinochet lo impidió. El 14 de octubre de 1988 en el Estadio Mundialista en Mendoza Los Prisioneros compartieron escenario con Sting, Peter Gabriel, Tracy Chapman, Bruce Springsteen, Youssou N'Dour, el grupo mendozino Markama y el grupo chileno Inti Illimani, interpretando todos juntos el tema "Get Up, Stand Up", de Bob Marley, ante 10 mil chilenos y 18 mil argentinos.

    Los chilenos estaban felices de estar fuera del país. Se sentían liberados. Pero la experiencia fue rara porque no estuvimos demasiado cómodos. Siempre existió esa tensión entre argentinos y chilenos. No nos quedó un recuerdo agradable.
                                                                                          Jorge González

Siguieron presentándose en Colombia siendo donde mayor impacto Consiguieron. Tres giras consecutivas en septiembre y noviembre de 1988, y abril de 1989. La canción «Pa pa pa» fue la más vendida en Bogotá, según Mario Ruiz —gerente de marketing de EMI para el mercado latino de ese entonces—, aseguró que el grupo chileno logró abrir el mercado colombiano para el rock en español. Después de la tercera gira en el país cafetero continuaron por Venezuela y luego en México pero tuvieron el infortunio que en el primer país se cancelaran todas las fechas y que en el país azteca —donde eran un grupo prácticamente desconocido y sus canciones: «¿Quién mató a Marilyn?», «La voz de los '80» y «Muevan las industrias» se difundieron sólo en emisoras no comerciales— cuando empezaron hacer sus presentaciones, Claudio empezó a sentirse mal, víctima de una Hepatitis, tuvo que regresar a Chile para tomar reposo y la banda tuvo que cancelar el resto su gira.

Primer quiebre (1990-2000)

Corazones y separación

En junio de 1989 Jorge y Carlos viajaron a Los Ángeles, Estados Unidos para grabar el cuarto álbum de la banda bajo la producción del argentino Gustavo Santaolalla, este sería el primero que no produciría Jorge, ya que los trabajos anteriores los produjo él casi en su totalidad. Ni Narea ni Tapia participaron en este disco, éste último no pudo viajar por problemas con la visa. Los dos planearon repetir la experiencia en La cultura de la basura y compusieron tres canciones pero esta vez se dejaron fuera, según Fonseca, al no poder ninguno viajar por problemas con sus visas. «La ley decía que Jorge González era el compositor del grupo», comentó el guitarrista.

Desde febrero de 1989 las relaciones entre González y Narea cada día se iban poniendo más tensas cuando el segundo descubrió que el primero se había involucrado con su esposa. Ese mismo mes del año siguiente, Claudio le comunicó a Miguel que dejaba la banda; las razones de su partida las revelaría públicamente con detalles y sin pudor en su autobiografía Mi Vida Como Prisionero veinte años después de lo sucedido.

En 1990 se ratificó el triunfo de la campaña del NO así terminando el régimen militar y regresando la democracia chilena. Por esos días se venía gestando los rumores del nuevo disco de Los Prisioneros y la partida de Claudio Narea. En mayo de ese año se hizo pública la salida del guitarrista y el convertido dúo lanzó el cuarto álbum titulado Corazones, en una entrevista con Katherine Salosny en el programa Extra jóvenes, Jorge dijo: «que mala onda que se haya ido el Claudio», presentando a su vez, el primer corte de la nueva placa del grupo, «Tren al sur». El videoclip del tema —dirigido por Cristián Galaz, quién también dirigió los vídeos del grupo: «Sexo», «Maldito sudaca», «We are sudamerican rockers» y los posteriores hasta su separación—, estrenado en el mismo programa, tuvo una excelente rotación llegando a ser nominado como el «mejor video latino» en MTV ese año. En menos de un mes de su lanzamiento, la banda consiguió un contrato con Capitol Records para lanzar el disco en Estados Unidos.

Corazones sorprendió a todos por su cambio radical que hizo que se distinguiera de sus predecesores tanto por su sonido como la lírica. La utilización de teclados y sintetizadores —que había seducido a González en Pateando Piedras— lideró por completo el disco con un sonido synth pop. Las letras estaban llenas de romanticismo y melancolía, Jorge destapó su lado introvertido y emocional, perdiendo la crítica social que hizo famosos a Los Prisioneros durante la década de los ochenta. De acuerdo con las palabras de Javier Sanfeliu en la revista Rolling Stone Chile: «La búsqueda de González esta vez fue por los surcos de nuestra intimidad, esa donde residen por ejemplo lugares tan oscuros y pantanosos como el machismo y el clasismo.» Fue el disco más vendido del año, logrando ciento ochenta mil copias obteniendo triple disco de platino, a su vez, Jorge fue elegido como el compositor del año por la Sociedad Chilena del Derecho de Autor. En Argentina durante la promoción del primer disco solista de Jorge González, en donde Los Prisioneros nunca tuvieron mucha popularidad, le pagaron los derechos de autor ya que en lugares como Córdoba o Rosario, Corazones fue un éxito. Este fue el trabajo más alabado por la crítica en toda la historia de Los Prisioneros, asegurando que si hubieran partido así desde un comienzo, habrían obtenido muchas ventas y diversos premios, aunque hubieran perdido su trascendencia final. En 2005 los auditores de Radio Concierto eligieron a Corazones como el mejor disco chileno de la década de los noventa.

Más tarde se integró Cecilia Aguayo (ex Las Cleopatras). Jorge le comunicó que era la nueva integrante de Los Prisioneros; y aunque no sabía tocar ningún instrumento, dejó medicina para dedicarse a aprender teclado. Ensayaba todos los días en su casa, cuando sus amigos la visitaban y le preguntaban por qué tocaba temas de Los Prisioneros —Jorge le había indicado que no comentara a nadie hasta que fuera presentada oficialmente como miembro del grupo—, ella respondía "porque me gustan".

Ocho meses tardó el álbum Corazones en convertirse en éxito. Cuando la nueva formación debutó en el Festival de Viña del Mar. Sin embargo, Fonseca deja de representar el grupo el día siguiente del Festival.

El 24 de octubre de ese año, Jorge y Miguel anuncian la separación del grupo, lanzan un video y disco titulado Grandes éxitos de Los Prisioneros, que vendió más de 120 mil copias en Chile y 54 mil en el exterior. Iniciaron la gira de despedida que terminó en el Estadio Chile, donde la gente empezó a gritar —«Narea, Narea, Narea»—, ante esto Jorge González respondió mofándose de la nueva banda de su ex compañero, al referirse como «Proxenetas y Flemáticos», pero el público fue cada vez más insistente, Jorge no lo pudo soportar, tiró la guitarra al suelo y se retiró al camarín para poder llorar. El último concierto de Los Prisioneros fue en Valparaíso en 1992.

Ni por la razón, Ni por la fuerza, Los Dioses y el Caset pirata

En 1996 Los Prisioneros se volvieron a ver luego de varíos años, y empezaron a recopilar los éxitos de la banda, más rarezas desde los tiempos de Los Pseudopillos, Los Vinchukas, Gus Gusano y Los Apestosos. El compilado vendió 100 mil discos dobles. Alrededor de 40 temas fueron seleccionados en un CD doble titulado Ni por la razón, ni por la fuerza. Tocaron en una instancia, de manera privada, en Balmaceda, sin embargo, no se concretó ningún acuerdo de volver a juntarse, ni los medios dieron la noticia.

En 1998 Jorge y Miguel se volvieron a unir, junto con el venezolano Argenis Brito, para formar el trío Los Dioses, realizaron giras por Chile y Perú, interpretando clásicos de Los Prisioneros, con el que realizaron algunas tocatas no muy afortunadas, bajo una gira subtitulada "Lo mejor de Los Prisioneros". La agresividad de González y su falta de cuidado sobre el escenario alejaron al público.68 Jorge colapso debido a su adicción a las drogas y dejó el grupo en marzo de 1999, sin ningún álbum editado. Miguel y Argenis Brito continuaron juntos, bajo el nombre de Razón Humanitaria. En 2000 Jorge interrumpe sorpresivamente la promoción de su último álbum como solista, viajó a Cuba, para superar su adicción a las drogas en el Centro de Desintoxicación de Villa Quinqué de ese país.

En octubre del 2000 Carlos Fonseca editó, bajo el sello Warner Music, el álbum Tributo a Los Prisioneros, realizado por 18 grupos chilenos, con Jorge González en los coros. Un mes después, bajo la producción de Jorge González lanzaron El caset pirata, siendo este una recopilación de los éxitos de la banda registrado en directo entre 1986-1991. Lanzaron un sencillo como adelanto previo a la publicación del álbum el 30 de octubre, «No necesitamos banderas», de una presentación de 1992 en la gira de despedida de la banda. El disco vendió 20 mil copias.

Reencuentro, giras, disco y nuevo quiebre (2001-2003)

El 5 de septiembre de 2001 la formación original de Los Prisioneros anunció su regreso después de doce años, lanzó un nuevo sencillo de una antigua canción regrabada para la ocasión, «Las sierras eléctricas», originalmente registrada antes de la salida de Claudio Narea en 1989 para Corazones, publicada póstumamente en Ni por la razón, ni por la fuerza. Ese mismo año el sello EMI edita el álbum recopilatario doble Antología, su historia y sus éxitos, un álbum más completo que el Grandes éxitos que solo duraba 55 minutos, por lo que decieron retirar el último álbum de los catálogos.75 La disquera tuvo problemas contractuales ya que por contrato no podían editar un disco sin el consentimiento de la banda por lo que tuvieron que adecuarse a las exigencias de ellos. Además incluía «Las sierras eléctricas» en su versión original, que no era propiedad de EMI.75 A finales de ese año, los integrantes originales de la banda, González, Tapia y Narea, se reúnen nuevamente y realizan dos conciertos en el Estadio Nacional de Santiago, el 30 de noviembre y el 1° de diciembre, con gran convocatoria, acaparando varías portadas de prensa ante la multitudinaria congregación y emotivo reencuentro. Los Prisioneros se convirtieron en la primera, y hasta ahora, única agrupación chilena e internacional en llenar dos veces el aforo del Estadio Nacional con aproximadamente 140.000 personas para ambas presentaciones.

En 2002 se registró esta memorable actuación en un álbum en vivo y en formato DVD, mientras que la banda hacía una exitosa gira por todo Chile y por diversos países de América Latina. Es en este tiempo en que la banda comienza a crear pequeñas polémicas por sus dichos en las presentaciones, como cuando en Perú, González dice que se avergonzaba de las actitudes antiperuanas de sus compatriotas, o como en el caso de la Teletón 2002, donde González pronuncia dichos irónicos sobre las empresas asociadas al evento, acusando que utilizan la campaña televisiva para su propio beneficio, haciendo un negocio de ella. Hasta el día de hoy este episodio es muy recordado.
En febrero de 2003, tuvieron un fuerte y exitoso paso por el Festival de Viña del Mar llevándose todos los premios y en junio de 2003, Los Prisioneros lanzan al mercado un nuevo álbum (el quinto de su carrera) titulado simplemente Los Prisioneros. Aunque éste se alejó mucho del sonido original que hizo famosa a la banda, la crítica social, política y anti-neoliberal no estuvo ausente. El disco logró Disco de Oro y Platino, y Ultraderecha y San Miguel son los temas que se desprendieron como singles.

Algunos meses más tarde, Claudio Narea abandona nuevamente a Los Prisioneros, esta vez en forma definitiva, las razones de su salida las publicó en el sitio web de la banda.

    Este despido me fue comunicado el día 18 de agosto, en el marco de una reunión a la que fui convocado por Jorge y Miguel. Sin mediar diálogos ni discusiones, Jorge González me comunico, simplemente, que "no queremos tocar más contigo". Me acuso de querer sobresalir y de comentar con amigos mis problemas al interior del grupo. Estaba especialmente molesto por una entrevista que concedí en junio al diario Las Últimas Noticias, a pesar de que se trató de una conversación sobre asuntos personales en la que no revelé ningún tipo de infidencia sobre la banda.
                                                                                                Claudio Narea, 22 de septiembre de 2003.

González y Tapia siguieron tocando junto a músicos invitados. La gran sorpresa fue la integración momentánea de Álvaro Henríquez (Los Tres y ex Los Pettinellis), con el que grabaron el disco de cóvers y re-versiones, Los Prisioneros en las Raras Tocatas Nuevas de la Rock & Pop, grabado en la misma estación radial.

El 23 de octubre Los Prisioneros fueron nominados como «Mejor artista central» por la cadena MTV Latinoamérica, quien conmemoraba sus diez años de existencia y su segunda entrega de premios, razón por la que organizaron el supergrupo, «Los Black Stripes» para la apertura, con diferentes exponenetes del rock latino, entre ellos, Jorge González, quién compartió con artistas como Charly Alberti y Juanes. Alex Lora (de El Tri) comenzó cantando «We are sudamerican rockers», luego se unieron Jonaz y Rosso (integrantes de Plastilina Mosh), seguido de ellos, apareció González interpretando «Bolero falaz» de Aterciopelados y después gritó «Viva Cuba». Posteriormente criticó la nueva línea de MTV, señalando que en un principio ésta estaba orientada al verdadero rock y que hoy, la estación televisiva se había convertido en un canal igual que todos, con reality show, Ricky Martin y Alejandro Sanz.

Henríquez, Manzana y disolución (2003-2006)

Durante el año 2004 se integran a la banda como integrantes fijos Sergio Coty Badilla y Gonzalo Yáñez. Esta nueva formación sacó un disco el año 2004, con el nombre de Manzana. A partir de entonces, la banda decide radicarse en México. Por estos motivos Yáñez deja el grupo.

A finales del año 2004, Jorge González conversa extensamente sobre su historia y obra con el periodista y escritor chileno Emiliano Aguayo, lo que se convierte en el libro Maldito Sudaca: Conversaciones con Jorge González, (Ril Editores, 2005, Chile). Esta es considerada la entrevista más larga que haya dado el músico alguna vez.

El 18 de febrero de 2005, realizan, luego de haberse presentado exitosamente en Canadá, Estados Unidos, México, Ecuador, Perú, Bolivia, Colombia y Chile, durante los dos años anteriores, su último concierto en Caracas, Venezuela. La disolución estuvo pactada desde mucho antes, incluso sus fans más cercanos ya estaban avisados, pero no la prensa, por diferencias de ciudades en que vivían cada uno. Mientras Jorge González había fijado residencia en México, Miguel Tapia y Sergio Badilla, seguían en Santiago de Chile.

El videoclip de la canción "Manzana" es recordado por la aparición de Christell Rodríguez, pequeña cantante salida del programa "Rojo" de TVN.

Legado y política

Según varios autores, Los Prisioneros se convirtieron, por sus las letras contingentes y de crítica social, en la voz de miles de jóvenes chilenos y latinoamericanos de los años ochenta. Según Jorge González (líder y compositor del grupo), Los Prisioneros no pertenecían a ningún partido político y sus canciones no estaban sustentadas en una base ideológica ni contestatarias sino que una vez hecha aparecen el trasfondo, «Sólo contamos lo que cualquiera siente. Hay gente que reclama contra la sociedad capitalista no porque se haya leído a Marx sino porque simplemente no le alcanza la plata para comprar todo lo que la televisión le enseña que debiera tener para ser feliz. (...) Decir que somos contestatarios suena muy publicitario. Nosotros no reclamamos contra una persona contra el sistema como tal.»

El 1 de julio de 1983 fue el año en que González, Narea y Tapia se hicieron llamar por primera vez «Los Prisioneros», mientras que por otro lado, el 11 de mayo de ese año, se llevó a cabo la primera protesta en contra el régimen de Augusto Pinochet dando una cadena de 12 protestas hasta fines de octubre de 1984. Ambos caminos se cruzaron y Los Prisioneros sin quererlo se convirtienron en su estandarte de lucha haciendo que fueran censurados dentro de los principales medios de comunicación, entre ellos la entonces red estatal del gobierno, Televisión Nacional de Chile (Canal 7), se salió de las señales de la Teletón de 1985, en cuanto Los Prisioneros hicieron su aparición. Según Narea, detectaron que podían ser algo peligrosos para la estabilidad del gobierno del General Pinochet, mientras que Fonseca aseguró que en el primer álbum de la banda, La voz de los 80, no se hacía ningún ataque directo a la dictadura ni un tributo a Salvador Allende. Carlos Fonseca dijo que ellos tenían otra visión de la música, querían ser exitosos. «Por eso no circunscribían las letras a Chile. Ahora, con el tiempo, uno se da cuenta de que pese a eso la gente convirtió esas canciones en una herramienta de lucha contra la dictadura. Por eso Jorge se incomoda cuando le preguntan sobre esto, porque él nunca sintió haciendo canciones de protesta».

Claudio Narea en su autobiografía Mi Vida Como Prisionero dijo que si bien Los Prisioneros no era una banda política simpatizaban con ideas de izquierda:

    «Recuerdo cuando Jorge comenzó a hablar de socialismo un día mientras caminabamos por San Miguel. (...) Me decía que era lo más justo, que nadie se moriría de hambre y que la vida sería mejor para todos cuando se implantara ese sistema, y que de seguro se iba a implantar. (...) Pero en realidad no era tan común que al interior de la banda habláramos sobre política, pues la música era lo que nos llenaba. (...) No tuvimos presos políticos en nuestras familias, ni salíamos a protestar, (...) aunque igual llegamos a detestar a Pinochet observando las cosas que pasaban por esos días, como el caso de los profesionales degollados, por ejemplo. Jorge González ha dicho muchas veces que la letra era un relleno en las canciones de Los Prisioneros. Él fue quien inventó aquellas canciones. (...) Nuestra banda será recordada siempre por los que vivieron la dictadura, precisamente por eso, porque había dictadura y no se podía hacer casi nada, salvo cantar canciones de Los Prisioneros. No tengo ni idea si la fama y la popularidad de la banda hubiesen sido igual sin los milicos, pero me da la impresión de que no. Creo que pertenecemos a esa época nos guste o no.»

Al otro día del plebiscito, Jorge González interpretó el sentimiento de alrededor de 500.000 jóvenes que votaron NO, al declararse «más aliviado que alegre», sabiendo que pese el fin de la dictadura, esto traería secuelas —aunque no tan graves— en lugar de mejorar. «Esto nos lo hicieron los viejos y miren, allí están Jarpa y Aylwin, ellos ya estaban haciendo chuchoca en 1973 y siguen ahí. ¿Crees de verdad que es muy esperanzador mirar a los políticos? Sí, parece que ahora al menos puede haber, si no es esperanza, al menos respiro, tal vez puedas pensar que hay algo que valga la pena en el futuro, al menos que no sientas ese camino bloqueado que sólo te daba ganas de irte y buscarte la vida en otra parte, en cualquiera, en Australia o en Europa».

Influencias y estilo musical

Los Prisioneros en sus comienzos definieron su música como new wave. Cuando entraron al Liceo N. º 6 escuchaban The Beatles, Kiss, Queen y Bee Gees. Pero fue The Clash, —de acuerdo a las palabras de Claudio Narea— después de haber escuchado un especial de Radio Concierto en 1981, dedicado al último trabajo del grupo británico punk, Sandinista!, que inspiró la música de la carrera del trío san miguelino en su inicio. Quedaron sorprendidos por la diversidad de sonidos pasando desde el rock, reggae, jazz hasta vals con un toque humorístico, algo nuevo para ellos. Jorge González lo señaló como su disco favorito.86 La influencia de The Clash se hizo evidente en los discos de La voz de los '80 y en La cultura de la basura; y en la lírica y la estética del videoclip «We are sudamerican rockers». El asombro por esta banda los llevó a escuchar otros artistas que también cultivaban el punk, el reggae y el new wave como The Specials, The Stranglers, Bob Marley, The Cars, Adam and the Ants, Devo, entre otros. Varios medios han señalado que también tienen influencias de The Police pero en una entrevista lo negaron. Según la agrupación chilena pop Bambú «No necesitamos banderas» fue la primera canción reggae grabada en Chile.

En 1985 Jorge y Miguel recibieron influencias tecno, de artistas como Depeche Mode, Ultravox, Thomas Dolby, Heaven 17, y también de grupos de new wave como The Cure, o de Indie rock como The Smiths86 y Aztec Camera, donde se vio reflejado en la utilización de teclados, sintetizadores, y batería eléctrica en Pateando Piedras y que explotó más adelante en Corazones. González declaró que Los Prisioneros fueron más un grupo tecno pop que de rock.94 Patricio Urzua en Rolling Stone Chile señaló sobre Pateando Piedras: «Lo más llamativo del disco era el sonido electrónico que insinuaba “Estar solo” o los ladridos sampleados de “El baile de los que sobran”. En ciertos círculos, esto acarreó comparaciones inmediatas con Depeche Mode. Más allá de esta novedad que para entonces era cegadora, las guitarras seguían mandando en el sonido del trío: el riff de “Quieren dinero” no desentonaría en la banda sonora de un spaghetti western, lo que de nuevo habla de la inteligencia de la banda.» La revista Indy Rock también señaló que «Quieren dinero» tiene matices de western, además de poseer tintes bailables a lo New Order. Lalo Ibeas, líder del grupo Chancho en Piedra, opinó que fue muy arriesgado para Los Prisioneros «haber hecho su segundo disco cambiando radicalmente el sonido de la banda, pasar de guitarras al estilo The Clash, al sonido de los sintetizadores, y así y todo seguían sonando como Los Prisioneros». El musicólogo Juan Pablo González dijo que «Marcó un puente sonoro en los años 80, desde una sonoridad artesanal, donde prevalecían la lana de los chalecos chilotes y las guitarras arpegiadas, hacia este mundo new wave, de sonidos tecnológicos y textos clarísimos, donde no había cabida a las metáforas y a la agenda política de la época.»

Según Jorge González, «Muevan las industrias» les dio identidad en Latinoamérica en países como Colombia, Venezuela, Perú y otros lugares, porque sonaba diferente a las grandes potencias del rock en español y argentino. Cristián Heyne, productor musical de artistas como Supernova y Javiera Mena, señaló como una de sus canciones mejor logradas del trío, «"Muevan las industrias" es una canción única. Hay una oscuridad allí, una solidez sonora que no se puede encontrar en ningún otro grupo chileno.»

La cultura de la basura innovó en la música electrónica y según Jorge es el álbum más rockero de la agrupación. Para Los Prisioneros, según González, la influencia del disco eran Los Prisioneros, se fijaban en lo que podían usar de lo que habían utilizado en sus discos anteriores.